La carne es un componente nutritivo importante en la dieta de muchas personas. A nivel culinario, estamos hablando de un producto sabroso y versátil que, por sus mil maneras distintas de cocinado, debe considerarse el ingrediente principal de numerosas recetas, igual del rico recetario tradicional como también de las propuestas gastronómicas más audaces propias de la cocina de autor.
La carne es un alimento muy rico en nutrientes. Principalmente, contiene hierro, proteínas, lípidos, minerales y vitaminas como el zinc, la niacina y la vitamina B12. Todos estos componentes son esenciales para el funcionamiento saludable del cuerpo.
Así favorece la carne nuestra salud:
- Las proteínas ayudan a construir y mantener los músculos.
- El hierro ayuda a transportar oxígeno.
- El zinc es un componente clave en muchos sistemas corporales.
- Las vitaminas B ayudan a mantener la energía y un sistema inmunológico saludable.
Además, la carne es una fuente excelente de proteínas de alto valor biológico. Contiene los aminoácidos esenciales necesarios para el crecimiento y el desarrollo. Fuente de grasas saludables para el corazón, como el omega-3, el consumo de carne de forma moderada, se considera parte esencial de una dieta equilibrada.
Estudio sobre los beneficios de la carne
Un reciente estudio publicado por investigadores científicos de la Universidad de Adelaida, en Australia, ha estudiado los efectos que produce el consumo regular de carne y su relación con la esperanza de vida, explorando esa relación en 175 países del mundo. La conclusión a la que llega el estudio es que el consumo de carne contribuye al aumento de la esperanza de vida, ya que aporta interesantes beneficios para la salud, a partir de los nutrientes que contiene.
Algunos detalles de la investigación sobre los beneficios de la carne
Desde el punto de vista de la evolución humana, la carne ha sido un alimento imprescindible a lo largo de millones de años. Nuestros ancestros tenían la carne como su principal aporte calórico y nutricional. Genéticamente, a lo largo de siglos de evolución, los humanos adaptaron los enzimas que digieren la carne, junto con la fisiología del tracto digestivo, a un proceso de adaptación que permite el consumo cárnico. El resultado de ese consumo se traduce en un gran número de beneficios físicos, como la formación y consistencia de la musculatura y la fortaleza física, así como una mayor esperanza de vida, igual en adultos como en niños.
El equipo de científicos de la universidad de Adelaida ha recopilado datos de organismos oficiales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del Banco Mundial y de la Organización Mundial de la salud. A partir de esos datos y de las propias observaciones, los científicos han llegado a diversas conclusiones, la primera de las cuales es que el consumo de carne tiene una influencia directa y positiva sobre la salud general de las personas a largo plazo.
Un ingrediente gastronómico imprescindible
En el mercado se comercializa una gran variedad de carnes distintas. La cantidad y el tipo de nutrientes varían, dependiendo del tipo de carne. Por ejemplo, la carne roja contiene más grasa que la de ave. Las carnes más magras ofrecen los beneficios nutricionales y no contienen una gran cantidad de grasas ni de calorías, lo que también ayuda a mantener el peso adecuado. La clave es elegir carnes magras como el pollo y la carne de res magra.
Es importante preparar la carne de forma saludable, siguiendo recetas sabrosas pero libres de salsas grasientas y de frituras. Si la carne se selecciona y prepara de manera adecuada, es una parte fundamental, saludable y deliciosa de una dieta equilibrada que, además, es un placer gastronómico sin igual que no puedes dejar de disfrutar.